El risotto con calabacines, aromatizado con albahaca, salvia, crema de mantequilla y parmesano, es un plato clásico que no puede faltar en las mesas de finales de primavera y principios de verano.
En esta receta se utilizan muchos calabacines (400 gr sobre - 320 gr de arroz) para que sean los auténticos protagonistas de nuestro plato!
Rápido y fácil de preparar, este risotto es extremadamente cremoso gracias al truco de licuar parte de los calabacines: ¡esto crea una base suave que nos acompaña durante toda la receta hasta el momento de probarlo!
Perfecto para resolver fácilmente una cena entre semana, este risotto que además gusta siempre a los niños, se puede enriquecer y personalizar de vez en cuando de muchas maneras diferentes: ¡es por tanto una de esas recetas que no querrás dejar nunca atrás!
Categoría: Risottos
Lavar los calabacines, pelarlos y cortarlos en cubos [1].
Cortar la cebolla en rodajas finas y dorarla durante 3-4 minutos en una cacerola junto con 1 cucharada de aceite y el diente de ajo [2].
El risotto con calabacines debe comerse inmediatamente, en cuanto esté listo, para poder disfrutarlo en toda su suavidad y cremosidad.
Si tiene sobras, puede guardarlas en el refrigerador en un recipiente hermético durante 2 días. En este caso, sin embargo, recomiendo hacerlo a saltos: cambiará de consistencia, pero seguirá siendo excelente. De lo contrario, si solo lo calientas, inevitablemente se perderá el aspecto cremoso.
Usa calabacines medianos-pequeños: cuanto más tiernos, más dulces y nada aguados. El hecho de licuar la mitad de los calabacines en la nata le da al risotto una cremosidad única a pesar de que no lleva queso de pasta blanda o hilada: ¡así que no te saltes este paso!
Además, debido a la ausencia de otro queso, recomiendo usar un parmesano envejecido durante al menos 24 meses. Usé uno añejo de 36 meses, que le da un sabor fuerte en el batido.
No se recomienda congelar.
Puede hacer que su risotto de calabacín sea más sabroso agregando mini cubos de speck o un queso que, cuando se derrita, le dará más cremosidad además de sabor: puede elegir, por ejemplo, entre provolone, scamorza, caciotta ahumada, crescenza, fontina.
¡Además, es posible hacer un risotto con calabacín muy especial añadiendo colas de gambas, cubos de salmón fresco o calamar!
Puedes adornar tu risotto con una pizca de frutos secos: personalmente recomiendo las avellanas en esta receta porque tienen un sabor envolvente y decidido y equilibran muy bien la ausencia de queso. Sin embargo, excelentes alternativas son las nueces, las almendras y los pistachos.
Puedes darle un toque de color a tu risotto con azafrán o cúrcuma: ambas especias casan deliciosamente con el dulzor de los calabacines
¡El risotto de calabacín es un plato perfecto para un almuerzo rápido!
Para el risotto con calabacín hay vinos muy buenos y frescos para acompañar, como un Sauvignon fresco, un Traminer, un Greco di Tufo, un Lacrima Christi, o un Aglianico, o un prosecco espumante.
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